«El mejor regalo, encontrar a mamá Albina en la agreste y peligrosa selva peruana de Madre de Dios»
Madre de Dios es una región selvática en ubicada en el sureste de Perú, caracterizada por su biodiversidad del flora y fauna, pero también por su terreno inhóspito.
No quiero dejar pasar por alto este capítulo de vida que nos tocó vivir aquel domingo 03 de diciembre del 2023, porque sentimos que tenemos que ser agradecidos con las personas, por lo que hacen por nosotros en situaciones difíciles y más aún sin conocerlos…
Hace más o menos unos 35 años aproximadamente que no ingresaba al monte virgen y sobre todo de noche, siempre que conversamos en casa y en familia, analizamos los peligros que cada región del Perú donde nos tocó vivir: En la sierra pasamos huaycos y terremotos en la costa, el mar embravecido y en nuestra selva los depredadores, serpientes, arácnidos, zancudos, árboles que pueden aplastar al caer entre otros… La selva no es como se nos cuenta, que si quieres salir de ahí debes dejar ramas dobladas, ropa en cada árbol, incluso los mejores celulares con GPS dejan de funcionar cuando te encuentras en las entrañas de la madre selva…
Buscar a alguien en la selva de Madre de Dios es una tarea súper difícil y peligrosa, debido a la presencia de animales salvajes, el terreno irregular y otras amenazas que puedes tener a cada paso que das.
La historia de mi madre Albina Andía de Vásquez se entreteje con los susurros de los árboles y el rugido lejano de los ríos. Albina, como la mariposa que danza entre las hojas, creció bajo el abrazo protector de Salvador y María en el caserío de Bajo Tambopata donde la naturaleza y la cultura se entrelazan siempre en un abrazo eterno. Albina vive siempre orgullosa de Salvador su padre, porque no solo era un gran y buen agricultor sino también un hábil montaraz (conocedor de la selva virgen) que conocía los secretos más oscuros de la selva. Además, conocedor de cada especie de flora y fauna, quien a través de los años guio a su familia a través de la densidad de la vegetación con la destreza de quien ha aprendido a respetar y amar el entorno que le rodea.
5:30 a.m. de aquel domingo 03 de diciembre del 2023, la selva cobró vida de una manera misteriosa. La lluvia, como lágrimas de la naturaleza, caía del dosel de hojas, creando un susurro melancólico que se entremezclaba con los murmullos del bosque… Siiiii, amaneció lluvioso en toda la selva de Madre de Dios, el sonido entrante del mensaje del whatsaap del grupo de la familia Vásquez, me despierta para leer lo escribió Albina: “Estoy esperando al grupo que irá al campo conmigo. Me metí en esto y tengo que concluirlo, estoy queriendo finiquitar algunos términos de las cláusulas de los documentos de los castañales. Bueno esto se llama responsabilidad. Muy tarde empecé en estas documentaciones, además de los menesteres de la vida. Ni modo JEJEJE… Así soy feliz”, personalmente solo atiné a leer el mensaje y no respondí como hacia otras veces y me acosté para seguir durmiendo… Los que vivimos en las selvas del Perú sabemos cuan relajante es el dormir escuchando ese sonido y murmurar (chazzzz, chazzzz) de la lluvia.
Albina salió como de costumbre a trabajar muy temprano a los predios del castañal que tienen como familia por parte de mis abuelos, crearon una empresa denominada Andia´s S.A.C. el mismo que queda en la comunidad de Loero…
La lluvia siguió incesante durante todo el día, hubo algunos minuto que cesaba, para que Albina aproveche a internarse en los linderos de su predio para terminar de hacer una marcación del hito del lindero que todavía faltaba para terminar los puntos de referencia, estuvo guiada de su hermano mayor Luis… Albina por la misma edad que tiene se le hace difícil el tener caminatas largas, pero como buena hija de montaras quiso seguir adelante con su machete en mano, su celular y coincidentemente le dio su mochila a su hermano quedando sin varias cosas que le pudieran servir sí es que le pudiera pasar algo… Había pasado como una hora de caminata por el lindero cuando se tropezó varias veces y sintió un dolor en el tobillo además de calambres en las pantorrillas, esto de seguro se debió a la ropa mojada que vestía y el esfuerzo de la caminata misma que emprendió… Luis le dijo hermana siéntate acá yo voy a traer gente para que te carguen hasta la casa y descanses, nosotros continuaremos hasta terminar los trabajos, indicando esto, Luis el hermano mayor salió a buscar ayuda, Albina espero unos minutos y luego un par de horas y la ayuda no se asomaba, ella como siempre dice que no hay nada que la detenga, tomó fuerzas y se levantó para llegar a casa por su propios medios, eran aproximadamente la 1:00 p.m. y como estaba con el dolor no pudo darse cuenta que, en vez de salir hacia la carretera que lleva a casa, se estaba internando en la agreste e inhóspita selva… Desde esa hora todo dio un giro inesperado.
2:00 p.m. nos comunicaron este suceso, recuerdo que estaba en casa con mis hijos almorzando, la llamada me preocupó bastante y en mi mente paso la imagen de mi madre a quien solo le repetía, Albina, Albina, Albina que ha sucedido… Antes de cualquier otra preocupación guarde mucha calma, converse con mi esposa sobre las posibles acciones a tomar y empecé a alistarme con ropa ligera, pocho y botas porque sabía que íbamos a realizar una caminata de búsqueda de varias horas, muchas cosas malas también pasaron por mi mente, pero era mejor no hacerlo saber a nadie para no preocupar a los demás… Empecé a alistar también una mochila de rescate (linternas, medicamentos, alcohol, comida, soguillas, encendedores, entre otros, además de ropa para invierno y así poder abrigar a mi madre, porque a la hora que la encontraríamos debería estar de frio, picada de zancudos y otros bichos, rasmillada por las espinas del monte y sobre todo deshidratada y con hipotermia…
Me comuniqué con mi hermano para coordinar el viaje a la comunidad de Loero, me comento que mi hermano mayor, había salido ya hacia la comunidad, recuerdo que en medio viaje mi hermano menor me dijo, “hermano mayor hoy siento que conduces muy despacio o es porque está lloviendo” le indique que es mejor que ir despacio porque no queremos provocar otro accidente en casa, es mejor estar con una preocupación que con dos…
Llegamos a la comunidad del Loero aproximadamente a las 3:00 de la tarde, la casa vacía, revisamos la casa, probamos el generador, y otros para alistarnos para cuando lleguemos del monte tengamos todo a la mano, sabíamos que esa noche lo pasaríamos despiertos, pero por lo menos la casa debía estar en las condiciones para pasar ahí esa noche o los días que nos demoremos estar ahí en la búsqueda de Albina… Trazamos un plan de trabajo con mi hermano e hicimos varias llamadas a conocidos en la ciudad de puerto Maldonado, para que nos puedan ayudar en lo que pudiesen, me comunique con mi promoción de colegio que fue capitán del ejército peruano para que me oriente y solicitar apoyo de esa institución, quien coordino con sus allegados dentro del “Fuerte Pachacutec”, para luego llamarme e indicarme que se podía hacer la coordinación para que nos faciliten el helicóptero de actualmente hay en esta zona del país, además del personal especializado en búsqueda y rescate, Dios me dije, ya tenemos apoyo, además nos comunicamos con mi esposa para indicar que si pasaban las horas realice la respectiva denuncia además de comunicarse con SERENAZGO, ya que ellos también nos podían ayudar, mientras tanto mi hermano menor se fue a visitar y conversar con los moradores de la comunidad, quien vino muy agradecido y me indico que ellos estaba dispuestos a colaborar y que también ya habían decido ayudarnos con personas que son montaraces en horas de la noche… Teniendo todos estos puntos a nuestro favor decidimos integrarnos al grupo de búsqueda y rescate que ya otro grupo de personas ya se habían se había internado en el monte virgen ni bien se les comunico que Albina se había extraviado en la selva virgen…
Hicimos grupo de 02 personas, éramos alrededor de 30 a 40 personas, quizás más, ahora no recuerdo bien esto, pero empezamos la búsqueda primero por los alrededores del predio una y otra vez en diferentes puntos hasta que el anochecer tejió un manto oscuro sobre la selva, pero la determinación de aquellas personas que amamos a Albina no menguó. Seguimos peinado la zona en plena oscuridad…
«¡Albina, Albina!», resonaba el eco, un llamado desesperado en el vasto tapiz de verdor. La lluvia, persistente y fría, se interponía como un velo entre los buscadores y la verdad oculta en las profundidades de la jungla… ¿Madre dónde estás?, ¿dónde te metiste?, ¿estás bien?, ¿será que algún animal feroz te atacó?, ¿una serpiente te mordió?, ¿un árbol te cayó encima?…
Mi voz y de los demás resonaban en la densidad de la noche: «¡Albina, Albina!», clamaban al viento y a la incertidumbre de la selva. Sin embargo, la oscuridad era implacable, y solo las linternas rompían la negrura de la noche…
Recuerdo que conversaba con mi tío Luis y le decía, vamos a pensar como ella pensaría, ella va a buscar agua (alguna quebrada, si alguna vez te pierdes en el monte busca un lugar donde emana agua y sube el curso o baja, siempre las personas se asientan o viven a orillas de las quebradas), y si es de noche se quedará cerca del agua para que al día siguiente siga buscando la salida, mi tío me decía la quebrada más próxima esa dos o tres horas, no creo que camine tanto, seguimos buscando alejándonos más, el espesor de la selva en la noche es incierta, no se pude ver nada de nada es totalmente oscuro…
A eso de las 7:00 p.m. coincidimos con varias personas en medio de la selva virgen que también la buscaban y quedamos hacer un recorrido más y luego volver a la casa para trazar otro plan de búsqueda y alejarnos un poco más pero ya con más cuidado y llevando escopetas y carabinas… Salimos a la carretera para ir al sitio de reunión cuando escuchamos correr a alguien quien nos indicó que finalmente, en la oscuridad de la selva cuando esta susurraba sus enigmas, las linternas revelaron la figura de Albina apoyada en un gran árbol al lado de una quebrada. Sus ojos reflejaban el brillo de las luces, y su silueta se recortaba contra la negrura de la selva como un espectro revelado por accidente…
Al recoger a Albina, un suspiro colectivo de alivio inundó el aire, pero la selva, en su misterio indescifrable, no reveló todos sus secretos. Los sonidos nocturnos se apaciguaron, como si la jungla misma hubiera decidido guardar sus misterios para otra ocasión.
De regreso a casa, la familia compartimos rico caldo de gallina reconfortante, mientras la lluvia persistía lánguidamente. En ese momento, las historias de Salvador sobre la selva, antes simples relatos, cobraron vida en la experiencia vivida por Albina.
La lección aprendida ese día resonó: la selva, a pesar de su belleza, es un entorno impredecible y a menudo implacable. Se compartieron consejos sobre cómo caminar en la selva, la necesidad de respetarla y comprender su magnitud. La selva no solo es un lugar, sino un ser vivo con sus propios ritmos y caprichos.
Si alguien se ha perdido en la selva, te recomendaría que te pongas en contacto con las autoridades locales, como la policía o el servicio de emergencia. Además, podrías contactar con organizaciones locales que tengan experiencia en búsqueda y rescate en entornos selváticos.
Recuerda que la selva puede ser peligrosa. Es crucial contar con profesionales y recursos adecuados para llevar a cabo una búsqueda segura y efectiva.
ALBINA NOS RELATA LO VIVIDO
Ese domingo, los socios de la empresa habíamos quedado en llevar cada uno 02 trabajadores, mi persona en vez de dos, conseguí 03 colaboradores a cargo del compañero de estudios de mi hijo Giscard. Al llegar en el punto de encuentro de trabajo, los demás no habían llevado sus respectivos trabajadores. Desde ahí una descoordinación de trabajo. Estuve renegando muy temprano seria 6:00 a.m. por esa zona todavía no llovía, había un sol radiante.
Ni modo a parcelar el trabajo para 4 personas. Mi sobrino Cristian me solicitó permiso a partir de las 10: a.m. ya que tenía un pendiente por resolver. Entonces que íbamos hacer nosotros los mayores. Decidimos monitorear la concesión por los linderos. Pero mi hermano conocedor de la zona luego de caminar 1 hora decide acortar los tramos. Rompiendo monte. Encontramos un sogal donde me caí dos veces y en la tercera caída me topé una lesión de tobillo que tenía. Allí el me pide mi mochila que llevaba los primeros auxilios además del agua y mi impermeable… Mi hermano me dice siéntate y no te muevas que regresaré pronto.
Me deja en un escampado y a los 15 minutos empezó la lluvia torrencial con ventarrón. Yo desprotegida sin impermeable me azotó la lluvia. No podía ponerme bajo los árboles porqué saben caerse las ramas y puede lastimarme. Ahí esperé como 2 horas y no regresaba mi hermano. Comenzó a darme calambres y frío, por eso que tomo la decisión de salir por mis propios medios, apoyada de una rama que use como bastón. Recuerdo que caminé mucho y me di cuenta que daba vuelta en el mismo sitio. Sería las 4:00 p.m. y comienzo a pensar sobre la selva que tiene su madre (El chuyachaqui) Me siento miro al cielo totalmente cerrado por la lluvia y la niebla, es cuando me pongo a Orar al padre TODO PODEROSO que está por encima de todo y nunca me había abandonado. Le dije “Sangre de Cristo tú tienes el poder, Dios todopoderoso estás por encima del universo y estoy en tus manos”. Luego me abracé a un castaño, luego a un árbol grueso de madera y hablé con el le dije por qué me hacía eso de extraviarme sí yo era y soy su fiel conservadora del bosque. Justo cuando estoy súper concentrada, me sacó de mi entrega de hablar con el árbol una picada de isula (hormiga gigante y venenosa de la selva) … Esto hizo que continué la caminata, antes de esto me persigne varias veces y fui buscando la orilla de alguna quebrada. Yo sabía que tenía que encontrar una y que sería mi solución para orientarme. Dicho y hecho llegué a una, era casi de noche siendo las 5:00 p.m. ya no se podía ver por el mismo espesor y el clima ese día no se veía nada de nada, tomé la decisión de recostarme bajo un árbol con la espalda hacia la quebrada porsiacaso tenía la visita de algún tigre. Una vez sentada me doy cuenta que en mi bolsillo cargaba una cabeza de ajo (algo que no dejo de llevar cuando voy al bosque. Enseñanzas de mi madre quien me enseño que el ajo aleja todas la cosas malas)… Además comienzo a masticar el ajo, frotarme la cabeza y el cuerpo, para protegerme de los animales de noche. La lluvia no cesaba. Yo totalmente empapada. Menos mal cuando voy al bosque uso pantalones gruesos que no se rompe fácilmente y camisero de manga larga, esa misma ropa era mi protección, pero también mi castigo porque ya tenía mucho frio y se veía que iba ser una noche larga de lluvia y de mucho frio.
Sería, aproximadamente las 7:00 p.m. saque mi celular de una bolsa de plástico en el que lo había envuelto para ver si había señal, también revise la carga de batería estaba en 60 %. Me dije, de sobra me da para amanecer aquí… Esto lo dije Resignada… La verdad no pensé que me buscaban. Por lo siguiente, uno de los socios me pidió permiso y yo le había llamado temprano cuando tenía señal y no me contestó. En ese trance de que se perdía la señal también llamé a la Ing. Claudia y al presidente de la federación de castañero Sr. Grifa. Al no haber respuesta y haber perdido la señal, trataba de enviar mi ubicación por el GPS de mi celular para que me ubiquen…
Solo me quedó oír el ruido de la lluvia y los cantos de las aves y otros bichos de nuestra selva. Sería 7:15 p.m. siento un ruido como que una estampida de animales se acercaba al lugar donde yo estaba descansando y tomé la decisión de alumbrar con la linterna de mi celular en forma de círculo sin parar y es donde divisan la luz de mi luz y se acercan. Gritaron mi nombre cerca y yo contesté. Pregunté quiénes eran. Hasta ahí pensé que eran mitayeros (cazadores) que salen en la noche en busca de animales. Allí se identificaron como los moradores de la comunidad y en ese grupo iba mi sobrino Fabricio, un sobrino que por primera vez se internaba en la selva virgen, el corrió y me abrazó fuerte, sentí un gran latido en mi corazón. Ahí recién supe el calor humano de las personas, el cariño de la familia, de mis hijos, de las amistades. (Ing Armando Pariona, con un colega que es mi asesor forestal estaban también buscándome esa noche en medio del monte oscuro)
Tengo que agradecer a Erick Huisa qué pudo comunicarse a la ciudad a mi compañera Erika. A mis HIJOS. A los amigos que me apoyaron ese día con 3 trabajadores de Inkaterra que tenían libre. A todos los que apoyaron ese día, todos saben que soy una mujer de mucha fuerza y también mujer muy agradecida, los tengo en mi corazón a cada uno de ustedes…
Nuestro agradecimiento total a todos los que se sumaron a la búsqueda de mi Madre Albina, nuestro agradecimiento eterno a cada uno de ellos y cuando necesiten de nosotros ahí estaremos también para apoyarlos…
Zidgarth Hamilton
Gerente Ejecutivo
www.madrededios.com.pe
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