De acuerdo con cifras oficiales del Minam, más de la mitad del territorio nacional está cubierto de bosques, siendo los amazónicos los más abundantes al ocupar el 94.2% de la superficie de bosques del país; seguido de los bosques secos con el 4.7%; y, por último, los bosques andinos con el 1.1%.
Nuestros bosques, sin duda, representan una fuente importante de recursos y son un aliado clave para hacer frente a los efectos del cambio climático. Sin embargo, se ven impactados por una preocupante dinámica de deforestación y degradación, la que sigue avanzando a un ritmo alarmante, amenazando la diversidad biológica, la provisión de servicios ambientales y los medios de vida de pueblos indígenas y comunidades campesinas que habitan en ellos. Según lo reportado por la plataforma Geobosques del Minam, entre el 2001 y el 2020 el país perdió 2 millones 636,585 hectáreas de bosques, siendo las regiones más afectadas por la pérdida de bosques amazónicos en dicho período: Loreto (488,198 ha), Ucayali (470,118 ha), Madre de Dios (254,153 ha); y con relación a la pérdida de bosque seco: Piura (3,384 ha) y La Libertad (1,240 ha).
La problemática asociada a la pérdida y degradación de los bosques resulta amplia. Abarca enfoques sectoriales no articulados y sin visión territorial, ausencia de información para la toma de decisiones, uso de prácticas no sostenibles, además del poco valor agregado y diversificación, causando un bajo desarrollo productivo que desaprovecha el potencial económico y ambiental que el bosque puede ofrecer. Por ello, resulta fundamental promover prácticas de gestión territorial y sistemas de uso de la tierra adaptadas al cambio climático, incluyendo un enfoque participativo que permita complementar el uso de alternativas productivas, basadas en el manejo y aprovechamiento sostenible de los bosques, con la aplicación práctica de conocimientos tradicionales que busquen una gestión integrada del paisaje y mejoren sus medios de vida.
Si bien el Perú viene realizando importantes avances en el fortalecimiento del marco legal e institucional para la protección del clima y el ambiente, aún existen brechas en las capacidades de las autoridades competentes e insuficiente coordinación para aplicar de forma eficaz una política ambiental, forestal y climática; siendo un desafío importante para el país, y en todos sus niveles de gobierno, que la gestión de la biodiversidad y la construcción de una cultura de prácticas ambientalmente sostenibles se sustenten desde sus bases y garanticen su propia sostenibilidad financiera.
Al respecto, la FAO está comprometida en contribuir a dichos esfuerzos, en especial a los vinculados con la restauración de ecosistemas degradados, conservación de la biodiversidad y reducción de deforestación; mediante el desarrollo de herramientas, instrumentos técnicos y normativos, fortalecimiento de capacidades e implementación de buenas prácticas que ayuden a detener y revertir la pérdida de los bosques y la biodiversidad, en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Por ello, en alianza con el Minam, la FAO implementará diversas iniciativas financiadas por el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF), que promoverán oportunidades para el aprovechamiento sostenible y puesta en valor de la biodiversidad, impulsando su conservación y reducción de los efectos adversos del cambio climático. Para los bosques amazónicos se cuenta con el apoyo del proyecto “Construyendo bienestar humano y resiliencia en bosques amazónicos a través de la puesta en valor de la biodiversidad para la seguridad alimentaria y los bionegocios, en un contexto de cambio climático”, que contribuirá a la conservación de ecosistemas amazónicos para generar bienestar a las poblaciones locales; y el proyecto “Cadenas de valor libres de deforestación en la Amazonía peruana”, que busca reducir la deforestación y la degradación causadas por el aumento de la producción de cacao, café y palma. Y, finalmente, dentro del ámbito de bosques secos, el proyecto “Manejo sostenible y restauración del bosque seco de la costa norte del Perú”, que promoverá la conservación y recuperación de los bosques secos, fortaleciendo la conectividad del paisaje y medios de vida locales.
Marybel Torres
Asistente técnico de Proyectos GEF