La familia de mis abuelos materna (Familia Andía Sahuarico) son moradores del caserío de bajo Tampopata – Pto. Maldonado Madre de Dios… Mi abuelo Salvador Andía Papa, fue un hombre muy trabajador, muy dedicado a la agricultura y por largo tiempo fue un próspero ganadero en aquellos años… Su digna esposa María Rosa Sahuarico de Andía, como siempre fue el eje y motor de su familia, estuvo en las luchas, constancias, perseverancias de la vida y sobre todo en la entrega total para sus 03 primeros hijos: Luis, Albina y Sergio, además que por aquellos años ya se encontraba embarazada de su cuarto hijo… Que luego de nacido llevaría el nombre de Job…
Voy a atreverme a transcribir textualmente todo aquello que mi madre ALBINA ANDIA DE VASQUEZ, me relató hace un par de noches por motivo de las lluvias e inundaciones en diferentes partes de la Región de Madre de Dios…
Con la llegada de la Inundación del año 1960, mi abuelo Salvador tomó la decisión de hacer una casita improvisada en la altura, donde actualmente está ubicado el fundo JOANSA (que por cierto son las iniciales de Job Andía Sahuarico – cito en el Km. 7.5 Bajo Tambopata), para salvaguardar el ganado y algunos animales domésticos, trabajo que realizó junto al tío Gregorio Sahuarico (Goyo), que por cierto aquellos años era muy jovencito y vivaracho… Los dos muy presurosos armaron la casita en dos días. Mi madre Albina y sus hermanos muy pequeños, poco podían hacer más que jugar, comer y observar como mis abuelos se movilizaban mojándose aquellos días de mucha lluvia… Al final viendo la situación actual de la familia toman la determinación de que sí aparecían rescatistas solidarios de nuestra región, bajarían a Pto. Maldonado. La abuelita María alistó a mi madre y a mis tíos con los más mínimo… Además, mando a matar varias gallinas y chanchos para poder llevar comida al pueblo y así alimentarlos durante su estancia… Pero había un problema, un gran problema que no habían analizado… Que no tenían dónde llegar, no tenían donde quedarse, ni mucho menos donde dormir… Simplemente no tenían nada, ni mucho menos casa en el pueblo…. Es donde la abuelita María se sienta junto a sus hijos y a modo de reflexión y enseñanza les dice: Hijos míos, así de terrible son las inclemencias del tiempo, estas lluvias y estas crecientes están volviendo después de muchos años y me apena que no lo estamos pasando bien, me apena que ustedes tan niños sufran todo esto… Y sin darse cuenta los días pasaron y el rio había crecido más y más… Los hermanos de mi madre gritaban… ¡El agua ya llegó a nuestra casa…! … ¡El agua ya llegó a nuestra casa…! Hagamos un tumbadillo en la misma casita para guardar las camitas y no nos mojemos, como también nos servirá para que guardemos nuestras cositas y sobre todo nuestro arroz, maíz y frejol… Así lo hicieron
El abuelo Salvador Indicaba y fundamentaba que no se podían quedar en la altura porque era payolo. (casita pre fabricada hecho de shapaja y platanillo). Donde había muchos zancudos y abejas muy pequeñas que se metían en los ojos y oídos de los niños. Pasar ahí el día, simplemente era terrible… La familia esperó a que los rescataran, mientras tanto veían como el rio arrastraba dentro de las palizadas enormes ganados, animales domésticos, techos de las casas, la corriente y los grandes remolinos se llevaba las cosas como si fueran barquitos de papel… El río estaba embravecido, la abuelita María de ninguna manera, arriesgaría así la vida de sus niños, mucho menos con solo pensar que podrían morir ahogados. Ella rezaba y rezaba, además enseñaba a rezar a los niños, quienes pedían a Dios que no les abandone en esta situación tan trágica…. El abuelo Salvador analizando la situación tuvo que imponer su autoridad e indicó… María ustedes se me van en la primera embarcación que aparezca, pase lo que pase. No tenemos que arriesgarnos ante esta situación, ya llevé al monte el ganado, pero esta feo… Está bien feo, ahora ya no importa si el rio se lleva todo el ganado y los animales, ustedes son mi principal prioridad y preocupación en este momento… Yo les prometo que en 7 días estaré con ustedes, iré a buscarlos a como dé lugar donde estén, mientras tanto seguiré rescatando nuestros animales, ellos son seres vivos y me da mucha pena que se ahoguen sin que nadie pueda hacer algo por ellos… «Yo soy fuerte y buen montaraz y sobreviviré acá”, vayan con Dios… Dios los bendiga… Yo luego me las ingeniaré… Les prometo que pronto estaremos juntos nuevamente…
En Pto Maldonado, los abuelos Salvador y María, tenían un compadre que se llamaba Alfredo Pérez, quien era cazado con Doña Esperanza… El Sr. Alfredo Pérez García y su digna Esperanza (no recuerdo el apellido). Eran prósperos empresarios de la castaña… Vivian en donde ahora se encuentra la comunidad de Jorge Chávez. (en esa época sólo tres eran los empresarios de esa zona: Federico Pérez García dueño de América quien tenía una zafra castañera y ganadera, Actualmente el dueño es Ricardo Miranda Rivera. La Zona de “Briolo» era del Sr. Porfirio Pena y el Sr. Pastor (papá de los camanejos, tampoco recuerdo el apellido)… La otra zona el dueño era el Sr. Froilán Cairo Castillo (abuelito de nuestra paisana Ivonne Cairo de Vásquez) … Ellos ya estaban por estos lares desde más o menos el año de 1950. Eran los tres más poderosos de esos tiempos. Daban trabajo a mucha gente y pobladores de la zona entre los meses de enero a abril, meses donde se trabaja la tan preciada castaña. Y lo bonito que nadie nos robaba la castaña como sucede actualmente. Por ese entonces había muchos animales silvestres para alimentarse: Picuro, pavas, añuje, huangana, sacha vaca, monos y solo se necesitaba de azúcar, fariña, manteca, kerosene, cartuchos y una buena escopeta.
Por designio del destino y de papá Dios apareció a nuestra vista un motor fuera de bordo bien grande, manejado por el señor Fidel Herrera Valera (El hijo de la Sra. Soylita Valera, el hermano mayor de los Herrera Valera). Actualmente viven en la Av. León Velarde al costado de la Notaria Ríos Pickman….
Tenemos que resaltar la cualidad y habilidad del motorista ya que pasaron por remolinos profundos que los hacían dar vueltas y vueltas, él con destreza sorprendente capeaba los torrentes bravos y los grandes palos de tronco de árboles que bajaban. Todos en el bote rezaban, las mamás lloraban abrazando a sus hijos. La abuelita María no los dejaba de mirar, de cuidar, de abrazar, además se le ocurrió tapar a los niños la cabeza con camisas y mantas para que no se asusten más de lo que ya estaban… Los niños estaban bien asustados a punto que mi madre Albina, pensó que se iban a morir ahogados. Me cuenta que fue una sensación que no se puede explicar en este momento, solo sabe que siente un gran dolor y enorme pena en el pecho solo al recordar esto… El motorista y el ayudante decían: Que nadie grite… Que nadie grite… Mantengamos la calma por favor… ya verán que no nos pasará nada… Bendito sea Dios… En verdad, no pasó nada…
Al fin llegaron a la ciudad tras la travesía desesperante, en Puerto Maldonado habían autoridades locales como los hay ahora, unos figuretis y otros mofándose de la desgracia ajena, indicando que porque tanto susto si solo era una simple creciente… Otras personas dando la bienvenida y encuestando para registrarlos, además les indicaron que a las familias damnificadas se les estaba ubicando donde la familia Medina (Av. León Velarde con Jr. Ica) y como ellos eran familia, arribaron ahí. Luego de acomodarse la abuelita María los llevó donde el compadre Alfredo Pérez, quien en ese momento se encontraba en el campo (America – Jorge Chávez). Gracias a Dios tenía una guardiana, la Sra. Nelly Gongora, quien los recibió y les habilitó la sala de la casa del compadre… Hicieron una sola cama gitana para abrigarse, alimentarse y descansar de todo el viaje cansado, pesado, ruidoso y peligroso que habían tenido… Durmieron como unos troncos… Bien abrazaditos y bajo el calor del gran abrazo de la abuelita María… Su mamá….
Una semana después paró un poco la lluvia y llegó el abuelo Salvador, su padre, su héroe… Los salvó del hambre, llegó trayéndo víveres, carne, arroz, frejol y platanito.
Por otro lado, se pusieron tristes porque contó que toda la siembra de arroz perdido. Platanal inundado. Los ganados sin pastos para alimentarse. Y lo otro más importante, mamá María estaba próxima a dar a luz…
Albina dice: “Yo era muy joven, pero muy observadora. Mamá estaba triste no teníamos donde vivir, habíamos perdido todo y volver a la chacra no era la mejor opción ya que todo era barro… El barro no ofrece mucho futuro para nadie, como vamos a vivir ahí, decía mi madre…
Es donde el abuelo Salvador sale a la calle a informarse si había alguna acción por parte de las autoridades. Ahí se informa que las autoridades estaban gestionando para que adjudiquen terrenos a los damnificados”.
Albina continua y concluye el presente relato diciendo: Yo le llamaré «LA FAMOSA ADJUDICACIÓN PARA EL FUTURO DEL MÁS VIVO»…
Esa es otra historia que ya les contare en su momento…
Espero les sirva de algo este relato. En donde se demuestra la lucha constante del poblador de Madre de Dios, se demuestra el Amor a los hijos, a la familia… Además indicarles que la generación antigua de Madre de Dios siempre fue y será una generación luchadora y pujante que supo salir de las peores desgracias y así debe ser hasta hoy… Mucha fuerza a todos los coterráneos en estas últimas inundaciones y no olvidarse de ser respetuosos y ser solidarios siempre con nuestros semejantes…
Grandes abrazos:
RELATADO BY ALBINA ANDIA SAHUARICO – MORADORA CASERIO BAJO TAMBOPATA.
TRANSCRITO POR: ZIDGARTH HAMILTON